domingo, 28 de octubre de 2007

96. Y lo Volvería a Hacer

La única prueba que podemos dar a alguien de nuestro cariño
es sufrir por él siempre que lo necesite.


Muchas veces la amistad no es más
que el paraguas que se abre cuando empieza a llover,
cuando la desgracia sale al paso.


Y duele...

miércoles, 24 de octubre de 2007

95. Lo Estás Haciendo Bien

Un atracón de pastillas.
El puente que cruza la carretera.
Silencio en el cuarto de baño.
Una ventana, terraza o balcón.
[...]

¡Somos tan creativos para crear finales cuando no podemos más!

La hipoteca. Desilusión. Problemas familiares. Pérdida de seres queridos. Soledad. Ruptura amorosa. Desencanto. La vida de los que dependen de nosotros. El trabajo. Ser extraño en un mundo ajeno. Estancamiento. Sentimiento de fracaso. Enfermedad. Más soledad. Más desencanto. [...]

¡Somos tan reflexivos a la hora de diagnosticar los problemas!

Conocerse a uno mismo. Quererse. Adoptar un plan de vida, rehacer la escala de valores. Querer a los demás. Buscar los pequeños grandes detalles. Vivir el día a día. Mirar la cara amable de las cosas. Disfrutar. Dejarse querer. [...]

¡Somos tan conocedores de las cosas buenas!


Entonces... ¿por qué vivir cuesta, duele, mata? ¿Por qué puede con cada uno y nos come si nos dejamos? ¿Por qué la vida es el regalo que más personas quieren devolver? ¿Por qué es uno mismo quien tiene que encontrar el camino y a veces las palabras ajenas sobran?

Hasta ahora lo has hecho bien. Has llegado hasta aquí, y todavía te queda. Quedan cosas por experimentar, sonrisas por regalar, chistes y bromas para no entender, piropos por escuchar, ridículos espantosos de los que reírse a su tiempo. Quedan injusticias, odios y rencores, tristeza, pesadumbre, debilidad.

Soy de letras. Haz la media tú. Si no llega al cinco, busca razones que contrapesen la creatividad de los finales. Sé creativo para construir un nuevo principio. Pídete un imposible. Al fin y al cabo, el primero que tiene que darse esa oportunidad eres tú.


martes, 16 de octubre de 2007

94. La Tercera Vez

¿Alguien recuerda la "Teoría de las patatas" de cierto mensajero del cine español? Según él, la sociedad quiere cortarnos a todos por el mismo patrón, haciendo de nosotros patatas fritas. Cortadas del mismo modo, con el mismo tono de color y la misma apariencia más o menos crujiente, a gusto del comensal. En este caso, los cabecillas de la misma sociedad. Eso, sin embargo, no les hace mejores. Sólo tienen la sartén por el mango... o quizá no.

La joya de la película es una especie de monólogo dialogado sobre el... ¿destino? ¿lo inevitable? Personalmente, soy un poco escéptico respecto a esas cosas, pero es cierto que algunas veces la vida nos sorprende para bien. Y otras veces, para muy bien. Aquí os dejo la perla de "Mensaka":


==========

- ¿A ti nunca te ha pasado eso de ir por la calle, o en un tren, o donde sea, y que, de repente, te quedas mirando a alguien? ¿Que ese alguien se te queda mirando, y que te cuesta apartar los ojos? Como un imán. Te quedas ahí, clavada, como si estuvieras viendo... ¡yo qué sé! Y que piensas: "Joder... ¡tengo que entrarle! Tengo que entrarle como sea." Pero que no le entras. No, porque... qué tontería. Que el tío coge y se va. Y te quedas ahí como una gilipollas pensando: "Ya nunca le vuelvo a ver". ¿Y si resulta que esa era la persona más importante de tu vida?

- Pues no, no me ha pasado.

- Pues a mí sí. Tres veces. No se me van a olvidar nunca. La primera, en Ciudad Real, de donde soy yo, de cría. La segunda, la del tren. Y la tercera, ahora... Perdona si te estoy molestando...

- No, no, en serio, de verdad que no me molestas.

- Es que a lo mejor lo pensabas... no sé... Yo es que creo mucho en estas cosas, ¿sabes? En el destino, en lo que te tiene que pasar. Que hay personas que sólo están hechas las unas para las otras. Que casi nunca se encuentran. Pero si se encuentran...



PD. La película, ni fu ni fa. Ella, en esta escena, me dejó flotando.

domingo, 14 de octubre de 2007

93. Réquiem

Tal como viniste, te fuiste. Armando jaleo, creándome esa rara sensación del que sabe que las cosas no irán bien pero aun así no tiene otra salida que intentarlo. No iba a durar, y eso lo sabíamos los dos.

Sin embargo, te puse un nombre. Sólo yo te llamaría así. Sólo tú te sentirías distinta al oírme pronunciar tu nuevo nombre, algo que nos vincularía a los dos. Cada vez, sin embargo, te llamé de una forma, aunque la idea era la misma.

AL-icia, desde el principio, quien te conocía me advirtió sobre ti. Me dijeron repetidamente que no me fiase, que el día menos pensado explotarías dejando caer tu lado más oscuro sobre mí. Dijeron que te irías sin dar explicaciones y sin girarte siquiera para ver mi reacción. No te importo, nunca te importé más que para alimentarte de mí, para crearme dolor con cada movimiento, para pasarme las noches cambiando de postura intentando conciliar el sueño.

AL-mudena, contigo hice cosas que jamás pensé. Por ti dejé de ser virgen en muchas otras. Entre los dos experimentamos una a una las posturas del Kamasutra. Sin prisa, con delicadeza. Aunque tú de delicadeza, la verdad, andas escasa.

Ocurrió como dijeron. Un día, sin previo aviso, no pudiste más y te fuiste. Mentiría si dijese que no dejaste huella en mí. Sólo unos escogidos sabían de tu existencia, justo aquellos que me habían advertido. Tal era la vergüenza que sentía al hablar de ti, me sobran dedos de una mano para contar a esas personas. Dijeron que era lo mejor que podía pasar, que era injusto que uno de los dos viviese del otro, se alimentase de sus ilusiones y su fuerza, mientras el otro sufriese.

Porque eso fue lo que pasó, AL-fonsa. Desde el principio encontraste el camino hacia mi profundo "yo", y ahí te enquistaste. Nadie hasta entonces había llegado tan lejos, pero no lo supiste valorar. Desde tu escondite no hiciste más que mirar a quien sería tu siguiente víctima, y eso me creó un dolor inaguantable. No era sólo que me hiciera daño estar contigo, es que además era evidente que no estabas interesada en mí más que para hacerme daño.

Ahora que veo nuestra intensa historia de final a principio, curiosamente siento unas ganas de sonreír que nacen de dentro. Un alivio, unas ganas de moverme nuevas. Me siento hasta atractivo. Contigo nada de eso fue posible. Quizá sí en nuestros primeros tiempos, pero después no.

AL-ma, fuiste la huésped no esperada, la habitante que todo lo descolocó, la Dama de Negro en historias de malos, el dolor que atenaza. Fuiste mi grano en el culo, y mi vergüenza al confesar tu existencia. Nada bueno, y sin embargo viví para ti mientras estuviste. Qué desperdicio de tiempo...

Y ahora te has ido. Pusiste el ojo en otra víctima porque además eres así de cobarde. No sabes vivir sola y necesitas ir de víctima en víctima, dejando a una para engañar a otra. Lo malo es que no puedo advertir a esa persona, alguien que seguro ya te está sufriendo, posiblemente sin saberlo. Eres cobarde, tremendamente cobarde. La fuerza de tu víctima es tu objetivo, y a cambio no das más que dolor. Cobarde, te alimentas, te hinchas de la persona a la que engañas, y cuando te has llenado te vas sin ninguna explicación. Como los cobardes, por la puerta de atrás.

Te vas de una forma definitiva, o eso me gustaría pensar. Curiosamente, me siento aliviado. Por mí no vuelvas... AL-morrana.

jueves, 11 de octubre de 2007

92. Caleidoscopio

Un mismo hecho multiplicado. Varias figuras simétricas vistas a la vez. Y, sin embargo, todo lo mismo, todo igual. Un parto múltiple de imágenes idénticas bajo el mismo prisma.

Con los humanos, sin embargo, esto no ocurre. De una misma situación existen tantos puntos de vista como personas implicadas. Cada hecho fue vivido por cada uno como algo diferente. Hacer un puzzle intentando cuadrar todas las distintas opiniones bajo una sola es toda una hazaña. Quien lo intente será carne de pasarela, y luciría las nuevas tendencias para el próximo invierno: una ceñida y blanquísima camisa de fuerza de Gaultier, con zapatos de Manolo Blahnik a juego. Loco de atar.

Creo que nadie debería poder exigir un posicionamiento a alguien que es ajeno a una historia. Si el posicionamiento fuese a nuestro favor, es cierto que nos sentiríamos mejor, ayudaría a no sentirnos los malos de la película. Sin embargo, ¿hasta qué punto vale lo que opine aquél que ve la situación desde un caleidoscopio en el que ya no aparecen las mismas imágenes, sino una multiplicidad de imágenes diferentes? ¿Hasta qué punto es fiable su conclusión? ¿Hasta qué punto se le puede pedir una conclusión?

El caso es que ayer me metí en un lío por una historia que no era la mía. Entendí que la amistad es estar ahí, acompañando, y que por mi bien voy a optar por declinar las invitaciones a zambullirme en esa historia. No quiero saber. Quiero que el uno esté bien, y quiero seguir disfrutando de las conversaciones del otro.

Lo peor es que pienso que posiblemente esta conclusión no haga mucha gracia a nadie. Es mi forma de entender la amistad o las relaciones humanas. No tengo calidad ni capacidad para ser juez; tampoco soy lo suficientemente listo como para distinguir la verdad de las cosas. Con el tiempo, supongo que se verá qué tipo de amistad vale más la pena: si la del que da la razón o la del que acompaña.

lunes, 8 de octubre de 2007

91. Vuelve a Iluminarte

Todos tenemos derecho a una baja si el médico así lo cree. Tenemos derecho a días de asuntos propios dependiendo del trabajo. Todos podemos querer desaparecer en un momento dado.

Tenemos derecho a pasarlo mal, a vagar por etapas en que vendamos caras nuestras sonrisas. A caminar a ciegas, a gruñir, a tener una panda de malos días tan largos que llegarían desde donde tú estás hasta donde estoy yo.

Amig@: tienes derecho a la furia, a la tristeza y a todos los demás males que escaparon de la caja de Pandora. Te otorgo el derecho a caerte, pero no el derecho a revolcarte por el suelo. Cáete, pero no te rindas.

Vuelve a iluminarte, aunque sólo sea por darme el gusto. Aunque no merezca que me lo des. Vuelve a iluminarte; sólo tú puedes hacerlo.

PD. No olvides cambiar la palabra "Estrella" por tu nombre, sea cual sea.



domingo, 7 de octubre de 2007

90. Cama para Dos

De nuevo, volví a despertarme en lo mejor.

Estábamos juntos en la cama, abrazados. Sonreías, y en la curvatura de tus labios quedaba prendida mi dosis de felicidad matutina.

Dormir contigo, estar juntos y verte feliz. Felicidad plena estropeada de nuevo por las primeras luces del día y el súbito latido exacerbado del despertador.

Con los ojos ciegos busco, sin despertarte, sin moverme apenas, las gotas de energía con las que me ayudas a afrontar cada día. Noto una leve sonrisa abriéndose camino en mis labios, mientras a tientas trazo con mis dedos el dibujo que tu piel dejó en mi memoria.

A tientas, pero con la seguridad del que sigue un camino previamente transitado, de la senda preferida para perderme, acaricio los contornos de tu cuerpo plácido, que descansa en la neutralidad del territorio cubierto por las sábanas, frontera entre mi piel y tu... ¿¿¿tus pelos???



Así conocí a Oliver, tras un sueño que me dejó con la miel en los labios y el miedo en el cuerpo. Porque siempre me han dado un no sé qué los gatos, y tener uno en mi cama así por las buenas no era algo que siquiera hubiese soñado jamás. Siempre vi a estos animalitos como imprevisibles. Desde crío me dijeron que mirarles directamente a los ojos no les gusta y que pueden saltar cuando menos lo esperes. Lo que no me habían dicho es que, también cuando menos lo esperes, se te apalancan en la cama sin previo aviso.

Nunca hasta ahora se me hizo tan cierto aquello de que "La vida hace extraños compañeros de cama". Oliver y yo llevamos compartiendo cama unos cuantos días, y ya nos hemos habituado el uno a la rutina del otro. Cuando me levanto, él se levanta; desayunamos a la vez; nos ponemos a trabajar a la vez, yo desde casa y él... "gamberreando" por ahí hasta que, por la noche, cenamos y finiquitamos el día.

Una buena amiga que entiende de animales (hola, Liber) me aconsejó llevarle al veterinario. Las manos me temblaban cuando le llevaba envuelto en una toalla, las patas agarradas para que no intentase huir. Hasta entonces yo ni sabía decir si Oliver era él o ella, no nos conocíamos tanto. Ahora sé que tiene dueño pero que me gorronea por las noches. Liber dice que me ha adoptado y no tengo claro si eso es bueno o malo. De momento, aprendí que los gatos también pueden comer salchichas y jamón. Para ser gato, tampoco es que de momento deje muchos pelos. Y encima, hoy, al ponerle el desayuno... ¿me hizo un mimo?

Vamos, que por un lado espero que algún día adopte a otro o vuelva con su "dueño de día", y por otro lado, si se encuentra bien aquí, quizá sea cuestión de perderle el miedo.

jueves, 4 de octubre de 2007

89. ¿Cómo Sientes?

Hace un tiempo, un usuario anónimo comentó en este mismo blog dos solitarias palabras. "Te amo". Si el usuario anónimo sigue frecuentando este rincón espero que lo que voy a decir a continuación no le moleste ni le haga sentir mal.

Supongo que no soy muy bueno hablando de sentimientos, y por eso las palabras que sirven para etiquetarlos no tienen un significado muy especial para mí. Un "te amo" me parece el sinónimo cursi de un "te quiero", la frase más repetida en los culebrones. Nunca dije "te amo" en mi vida, aunque amé. El "te quiero" usurpó el lugar de esas dos palabras si alguien me importó más de lo que hubiera estado dispuesto a admitir. El "te quiero" es la red para mis escogidos, dos palabras modulables en volumen, acompañadas o no por gestos dependiendo de la situación y la persona a la que van dirigidas. Puedo gritarlas cuando se me desboca el corazón, y susurrarlas casi imperceptiblemente de pura impotencia al no encontrar una forma mejor de expresar lo que siento. De este modo, el "te quiero" es diferente según el destinatario.

No. Las palabras no llegan, se quedan a medio camino para lo que quiero decir. En cuanto las pronuncio, se nubla lo que siento. Las palabras quedan a años luz, no encuentro la fórmula para explicarme. Quizá siempre estuve equivocado y el "te amo" es un escalón superior en la cadena de sentimientos. No creo que de mi boca vayan a salir alguna vez esas dos palabras. No me transmiten fuerza ni poesía; es más, dinamitan el momento, convirtiéndolo en un baño empalagoso de miel.

Sin embargo, los "te amo" tienen significado para alguien que me importa. Dice que ya encontraré las palabras que se adecúen a lo que quiero expresar, y yo lo dudo. Las palabras hace tiempo que perdieron su brillo; el silencio es la forma más evidente de decir aquello que siento, aunque en ese caso sólo lo sé yo, y no la persona a la que se dirigen mis sentimientos. Quizá mi forma de expresar sentimientos sea no verbal; quizá las palabras adecuadas me estén esperando. Antonio Orozco las ha encontrado, a lo mejor yo necesito clases de educación emocional...



¿De qué forma sientes tú?
Cuando quieres y cuando amas, ¿es diferente?
¿Hay una escala de emociones, una forma de ordenarlas por categoría?
De haberla, ¿qué lugar ocuparía el estar enamorado?

lunes, 1 de octubre de 2007

88. Una de Wilde

Habrá quien piense que tengo los pies en la cabeza y la cabeza en las nubes. Que no soy práctico, que vivo en un mundo paralelo, que ya es hora de que me tome las cosas en serio. Yo también lo pienso a veces, aunque termino concluyendo que no todos estamos hechos para una sociedad de tiburones. ¿Qué pasa si se me ocurrió nacer delfín?

Cada uno tiene un camino y ha de poner en marcha las estrategias que vea convenientes para llevarlo a término. Llámalo estrategias, llámalo ilusión, esperanza, sueños. Las estrategias de cada cual son tan diferentes a las del resto de personas que no por eso tenemos que ver lo propio necesariamente como lo mejor. El hecho de que una persona tenga una ilusión, un proyecto que le impulse hacia adelante no le da razón para dejar en mal lugar los proyectos e ilusiones de otros.

Supongo que de puertas hacia fuera mi visión de la vida parece demasiado teórica, demasiado de cuento de hadas. La vida es dura, a veces cruel, y eso lo sé demasiado bien. Sin embargo, cuanta más dureza, mayor es la ilusión que intento poner en la balanza. Hasta ahora la ilusión ha podido con los obstáculos. Vivo a golpe de ilusión y de esperanza, y justo estos dos motores me mantienen con los pies bien puestos en el suelo, peleando y conociéndome más día a día.

Esta es mi declaración de intenciones, y hasta que no encuentre algo mejor seguirá siendo así. Puedo estar equivocado, pero de momento nada ni nadie me hizo ver lo contrario. Es preferible vivir ilusionado aun siendo delfín que ser un tiburón de corazón angustiado. La ilusión en sí misma ya es una batalla ganada; la ambición puede ser el arma con la que se maquilla una jauría de sentimientos. Como diría Oscar Wilde:


"La ambición es el último refugio del fracaso".


Cuando alguien se ha alejado tanto de uno mismo que necesita aferrarse a la ambición por cosas exteriores para respirar con un sentido, ¿de verdad que esa ambición es sana? ¿De verdad que es preferible vivir así? ¿Todos debemos jugar al mismo juego? ¿Si no se vive así no hay lugar en esta sociedad? En cualquier caso, por el momento, prefiero ser delfín.

If you can't swim with the big fish, stay out of the water.