domingo, 30 de marzo de 2008

123. Retroalimentación

Más vale parecer un idiota con la boca cerrada
que abrirla y disipar la duda


¿Os ha pasado alguna vez que preferiríais no hablar en absoluto delante de cierta persona porque sabéis que cualquier cosa que digáis va a ser malinterpretada, y posible origen de una discusión? A mí me pasa.

Rara es la conversación en la que no salten chispas por ambas partes. Me gustaría decir que la culpa la tiene él, pero no sería del todo sincero. Basta con que yo diga algo para que él salte a hacer alguna matización o desarrolle su punto de vista, por supuesto diferente al expuesto por mí siempre y en todo lugar. En algunos casos el comienzo de la discusión es una malinterpretación de algo que todo el mundo entendió como se debía, salvo quien no quiso entenderlo tal cual. El comentario va engordando hasta hacerse una bola que acaba explotando ante la vista de todos en forma de una bronca tonta y sin ningún sentido.

Si no eres una de las dos personas implicadas, la situación es bastante desagradable. Alguna vez se ha querido quitar hierro al asunto y ha sido él el que emperchó contra quien intentaba poner paz. Es como si él necesitase hacer estallar a alguien para retroalimentar su ego. Quizá sea así en realidad.

El caso es que en estos casos lo que pudo ser un comentario chistoso se toma en serio sin tener por qué y todo se torna en argumentos que hacen que ambas personas salgan mal paradas. Él es centro de subsiguientes discusiones porque no es capaz de aceptar que las va liando. Yo estoy harto de que me haga parecer mala persona sólo por no pensar como él. No hay forma de hacer ver al uno que en el comentario original no hubo ninguna mala intención ni hace falta entrar a trapos que no existen, ni hay forma de hacer ver al otro que podría quedarse calladito alguna vez sin enarbolar la bandera de la justicia como un bobo. Lo de calladito va por mí, pero ya lo voy entendiendo...

Creo que voy a optar por callarme y disfrutar del "show" que este hombre monta en lugar de intentar hacerle reflexionar. Quizá estando entre dos fuegos, quienes acaben quemados sean los demás, y yo por mi parte siga sin conseguir nada y haciéndome mala sangre.



Silencio Azul I - Agustín de Celis

viernes, 21 de marzo de 2008

122. Echando la Vista Atrás

La casa duerme. Hoy me di el lujo de levantarme más tarde, y un día más comencé el día con la sensación de que la vida, aunque aprieta incluso hasta ahogar, no llega a matar si se siguen moviendo los pies.

La vista se me va a tiempos pasados. Recuerdo que el año pasado la Semana Santa fue más tarde, y por estas fechas se me dio la posibilidad de venirme a vivir al sur del Sur, a la ciudad del viento. Los vientos del cambio.

Vine con las maletas llenas de miedo, de preguntas y de tristeza. Mi naturaleza curiosa preguntaba el porqué de tantas cosas y mi naturaleza superviviente tejió una manta de silencio. "Sólo tienes que intentar vivir", me dijo.

Casi un año más tarde creo que, aunque muy toscamente, intenté seguir su consejo. No puedo decir que entienda más cosas que entonces, o que tenga menos preguntas. Puedo decir que la esperanza pudo al miedo, y las ganas a la tristeza. Y como regalo, la manta de silencio trajo serenidad, perdida a veces por tropezones tontos que me ayudan a conocerme mejor. No fueron los únicos regalos...

Todavía queda por vivir, pero ya no trato de entender. Si el tiempo me da conocimiento, quizá ya no lo necesite. O quizá ya estaré preparado para conocer. El querer saber a veces nos entronca en el suelo y no nos deja avanzar.

Otra vez la estación está a punto de cambiar. Como dije una vez, quizá la vida sea una sucesión de primaveras y otoños, radicalizados en veranos e inviernos. Vuelve la primavera, y esta vez me encuentra de fiesta, esperándola. Este año me adelanté y con mis torpes manos le tejí una manta suave de ilusión, calma y serena alegría.

Que dure...



domingo, 16 de marzo de 2008

121. Salvar Distancias

Ayer volvió a estallar la guerra en su casa, y eso que él sólo fue de visita.

Dice que es imposible volver a vivir allí, con su familia, que esa es una etapa acabada de su vida. Creo que le hace bien vivir aquí, aunque tanto él como yo tengamos nuestras rarezas personales y a veces no nos entendamos.

Yo no he vivido esa etapa y ya no hay forma de que la pueda vivir, pero cuando va de visita a casa muchas veces vuelve casi derrotado por algo que le hayan dicho. Si no es que se vino a vivir conmigo por huir de ellos es que debería de cambiar de trabajo, o echarse novia y formar familia, o no ir con esos pelos por la calle, o comprarse ropa nueva. Piensa que nunca estarán contentos con él, que siempre hay algo que cambiar o que echarle en cara.

Pienso que él sufre con estas cosas, pero también pienso que según pase el tiempo las cosas tendrán su valor real y quizá esto parezca una tontería. Una tontería que dolió lo suyo, pero sin tanto valor como el que tiene ahora.

El caso es que él va de visita para salvar esas distancias que le alejan de los suyos. A veces le cuesta mucho, pero acaba haciéndolo, intenta preguntar a cada uno cómo van las cosas sólo por tener conversación, salir de él mismo y preocuparse por los demás. Olvidarse de uno mismo para volcarse en otras personas, aunque sea por un rato, cuesta lo que cuesta doblegar nuestro orgullo y hacer como que no pasa nada. En definitiva, cuesta un huevo.

Creo que en la vida diaria necesitamos trabajar por salvar esas distancias que nos alejan de otras personas y nos encierran en nuestra vida. Podemos pensar que el anclarnos en nuestra vida de papel nos hace libres porque aquí y ahora ejercemos nuestra libertad y hacemos lo que nos da la gana sin pensar en lo que otros dirán. Sin embargo, salvar las distancias nos hace más personas.

La dificultad está en saber cómo salvar distancias cuando nos sentimos afrentados por esas mismas personas a las que querríamos acercarnos. Cuando se trata de la familia es especialmente doloroso, pero muy necesario para la salud nuestra personal y de la propia familia, por muy separada que esté. Lo difícil es saber dónde está el límite que separa la buena actitud de salvar distancias y la falsedad de enterrar el hacha por un momento para volver a desenterrarla nada más acabar ese momento.

¿Vale la pena acercarse al otro? ¿Hasta dónde hay que rebajar el propio orgullo? ¿Hay un momento en que se olvida y se perdona? ¿Las distancias se salvan aunque todavía duelan las cosas? ¿Es posible dar a alguien por imposible y dejar de intentar salvar esa distancia?


domingo, 9 de marzo de 2008

120. Para Pensar

En un Instituto de Enseñanza Secundaria se ha fijado fecha para que los profesores, reunidos en Claustro, voten sobre la conveniencia o no de instalar máquinas de preservativos en los baños de los alumnos.

Dicen que en Francia hace tiempo que se hace.


¿Qué opinas tú?

miércoles, 5 de marzo de 2008

119. Be Water, my Friend

Be formless, shapeless... like water

No tengas una personalidad marcada, unos rasgos de carácter definidos. Ten cuidado de que tus defectos queden bien sumergidos, fuera de la vista de los demás. Amóldate a cada situación, a cada una de las esquinas de la vida. Be water.

¿Dónde queda la autenticidad de cada uno entonces?

En las relaciones personales, a menudo se trata de venderse bien. No sólo en el trabajo, sino a la hora de hacerse querer. Hay programas de televisión dedicados a que los invitados encuentren pareja. Para ello tienen que venderse bien, quedar bien, no decir lo que no conviene, y exaltar lo que conviene que se sepa. Miro a mi alrededor y la realidad es bien parecida: o eres como el agua y te amoldas a todo, o estás perdido. Es como un proceso de chapa y pintura de la personalidad.

Ser uno mismo con todas las consecuencias no está bien pagado en el mundo de hoy. De hecho, creo que son pocos los que se atreven a ser ellos mismos. A menudo son personas excéntricas, que llaman la atención. Es la nueva forma de ser auténtico, parece ser. Mis saludos para Pocholo y compañía.

Sí, se que habrá quien diga que hay que ser uno mismo siempre y en todo lugar (amén). Sin embargo, hay muchas situaciones en que no cedemos al primer impulso y actuamos de una forma diferente a como habíamos pensado en un primer momento. No se es uno mismo siempre, yo al menos no lo soy, pero tampoco sería feliz siendo como el agua. Soy diferente a otras personas, aunque tenga que amoldarme a las circunstancias para que la vida no me venza.

Reprimirse lo necesario, mostrarse lo necesario, amoldarse lo necesario. Qué tarea tan complicada, y qué necesario es a veces planteárselo así. Ceder sin rendirse por completo; ser uno mismo, luchando contra los propios defectos a lo largo de la vida; amoldarse pero no venderse.

Me quedo mascando algo que escuché el otro día:

"Si quieres ser humillado, planta cara;
Si quieres ser herido, habla;
Si quieres ser apreciado, calla"

... ma non troppo.

lunes, 3 de marzo de 2008

118. Deseos Bloggeros Concedidos

Iba yo caminando tan tranquilo cuando me encontré con una lámpara como esa de Aladino. Por hacer la broma froté y apareció la "Dama del Bosque". No voy a entrar a hablar sobre cuestiones personales ahora, pero en cuanto al blog dijo que pidiese tres deseos. Esto es lo que pedí:
- Una plantilla nueva que tuviese piedad de nuestros ojos.
- Tres columnas.
- Facilidad para el cambio, ya que soy un poco-bastante-demasiado patoso.

¡Plop! Como si nada, como si no lo hubiese oído, hoy llega la muy bicho y me tiene preparado este regalo: cambio de plantilla, tres columnas, sólo copiando lo que ella me envió en la plantilla. ¿Quién da más?

Sigo toqueteando acá y allá por si acaso puedo modificar algún pequeño asunto. Por ejemplo, el tipo de letra que aparece en las columnas de los lados, saber cómo no dejar tanto espacio entre la columna de en medio y la derecha, así como hacer algo simpático con los títulos de las entradas. Si alguien sabe cómo hacerlo, ya es hora de cascarlo. Si alguien tiene alguna sugerencia más ahora que estamos en ello, sus palabras serán escuchadas.

Y, sobre todo, si os encontráis una lámpara por el camino un día cualquiera, lo mejor que podría salir de ella es el bichete, la hadita, la dama del Bosque del Alma.