domingo, 16 de marzo de 2008

121. Salvar Distancias

Ayer volvió a estallar la guerra en su casa, y eso que él sólo fue de visita.

Dice que es imposible volver a vivir allí, con su familia, que esa es una etapa acabada de su vida. Creo que le hace bien vivir aquí, aunque tanto él como yo tengamos nuestras rarezas personales y a veces no nos entendamos.

Yo no he vivido esa etapa y ya no hay forma de que la pueda vivir, pero cuando va de visita a casa muchas veces vuelve casi derrotado por algo que le hayan dicho. Si no es que se vino a vivir conmigo por huir de ellos es que debería de cambiar de trabajo, o echarse novia y formar familia, o no ir con esos pelos por la calle, o comprarse ropa nueva. Piensa que nunca estarán contentos con él, que siempre hay algo que cambiar o que echarle en cara.

Pienso que él sufre con estas cosas, pero también pienso que según pase el tiempo las cosas tendrán su valor real y quizá esto parezca una tontería. Una tontería que dolió lo suyo, pero sin tanto valor como el que tiene ahora.

El caso es que él va de visita para salvar esas distancias que le alejan de los suyos. A veces le cuesta mucho, pero acaba haciéndolo, intenta preguntar a cada uno cómo van las cosas sólo por tener conversación, salir de él mismo y preocuparse por los demás. Olvidarse de uno mismo para volcarse en otras personas, aunque sea por un rato, cuesta lo que cuesta doblegar nuestro orgullo y hacer como que no pasa nada. En definitiva, cuesta un huevo.

Creo que en la vida diaria necesitamos trabajar por salvar esas distancias que nos alejan de otras personas y nos encierran en nuestra vida. Podemos pensar que el anclarnos en nuestra vida de papel nos hace libres porque aquí y ahora ejercemos nuestra libertad y hacemos lo que nos da la gana sin pensar en lo que otros dirán. Sin embargo, salvar las distancias nos hace más personas.

La dificultad está en saber cómo salvar distancias cuando nos sentimos afrentados por esas mismas personas a las que querríamos acercarnos. Cuando se trata de la familia es especialmente doloroso, pero muy necesario para la salud nuestra personal y de la propia familia, por muy separada que esté. Lo difícil es saber dónde está el límite que separa la buena actitud de salvar distancias y la falsedad de enterrar el hacha por un momento para volver a desenterrarla nada más acabar ese momento.

¿Vale la pena acercarse al otro? ¿Hasta dónde hay que rebajar el propio orgullo? ¿Hay un momento en que se olvida y se perdona? ¿Las distancias se salvan aunque todavía duelan las cosas? ¿Es posible dar a alguien por imposible y dejar de intentar salvar esa distancia?


10 comentarios:

Anónimo dijo...

Por propia experiencia, cuando la persona con la que salvar distancias es lo suficientemente importante como para merecer la pena el esfuerzo (imagina que si no te llevas bien con esa persona, ello implica alejarte de alguien muy querido con quien no tienes el menor problema), entonces un cambio de actitud por nuestra parte hace milagros en esa persona. No se trata de enterrar el hacha, sino de tirarla.

Naturalmente que se puede llegar al extremo de cortar los lazos. Y te digo más: hay ocasiones en que cortar los lazos también merece la pena. A cada uno le corresponde calibrar la situación y saber cuánto está dispuesto a perder.

Besazos.

(((Mándame un emilio desde tu cuenta de gmail a la mía, y a charlar))).

Anónimo dijo...

Vale la pena todo, incluso perder el orgullo, si uno considera que el amor por los suyos es importante. Si lo que te une a tu sangre es algo que no te compensa, por falta de entendimiento o de lo que sea, quizá es mejor soltar amarras y vivir conforme a uno mismo. De todos modos, pienso que la familia suele tener suficiente valor como para acercarnos una vez más. Besos.

celtaj dijo...

Lo importante es valorar el corazón de los otros.
Puede perdonarse todo, olvidarse todo, tragarse el orgullo y salvar las distancias, cuando los otros (familia o no) no guardan rencor en su corazón.
Si se deja lo pasado atrás y no hay intención de hacer daño.
Pero es difícil mantener la relación si los otros no olvidan y siguen hiriendo.

Yo pienso que si el corazón del otro es limpio puede perdonarse todo.

Audrey dijo...

siempre vale la pena acercarse a alguien que quieres xa mejorar las cosas,xo creo q con un par de intentos basta. Yo es q soy un poco orgullosa ;) y si,se puede dar a alguien x imposible.
suerte xa tu amigo.

Bett dijo...

Es dificil el tema, porque es dificil opinar de lazos que desconocemos.
A la familia uno no la elige, algunos tenemos mas suerte que otros...
Es dificil dar un consejo en estos temas porque nadie mas que "el" sabe cuanto le duele y cuanto le molesta, cuanto esta dispuesto a perdonar, y por sobre todo a olvidar.
Es feo no perdonar, (aunque me reconosco un poco bastante rencorosa), aunque tambien es feo que no te entiendan, te valoren y demas...

En fin! no puedo ayudar =( solo darle mis animos!

Abrazos para el! y besos para vos!

Guitarrero dijo...

¡Felices vacaciones, feliz descanso a quien lo tenga, y feliz vuelta a quien se marche!

ILLYAKIN:
Supongo que sus padres son parte importante de él, y por eso no ha dejado de ir de visita a ver cómo están.
Me duele cuando me cuenta que a su padre le da por imposible, que en caso de cambiar será a peor. La edad es lo que tiene, que nos hace ir hacia abajo normalmente.
Yo no sé si hubiera sido capaz de cortar los lazos con la familia, es algo que debe doler muchísimo y tiene muy mala vuelta atrás, si la hay.
¿Merece la pena cortar los lazos? Supongo que eso lo dice el tiempo, pero es muy doloroso hacerlo, sea o no familia.
Bechotes.

ISABEL:
Valdrá la pena todo, pero yo le veo a él cuando llega con el orgullo y la autoestima machacada, y no sé hasta qué punto hay que dejar que nos hagan o digan cosas sólo porque son familia y hay que quererlos como son.
Vivir conforme a uno mismo, pero aun así siempre nos encontramos con barreras, con "hasta dóndes". Difícil cuando los sentimientos están en el corazón del asunto.
¡Abrazote para vos!

Guitarrero dijo...

¡Conducid con cuidado, y sobre todo no deis mucha envidia a la vuelta!

CELTAJ:
Uff, cuando daño hace el rencor y el no olvidar deudas pasadas. Si se empieza de nuevo con una sonrisa, incluso se toma como falsedad. Si estamos con el cuchillo entre los dientes, la situación se hace insostenible.
Hay una canción que dice: "Lo que nace puro también se corrompe", como los corazones humanos. También el nuestro está corrupto, con grandes o pequeñas manchas.
Creo que tienes razón en lo que dices, hay que saber valorarse lo suficiente como para no ir mendigando el cariño.

AUDREY:
Yo creo que a ti te hablan mal a la primera y ahí se ha quedado la persona, que tú no vuelves.
Ojalá todo el mundo tuviese algo así en su carácter, sin llegar a pasarse. Los problemas de autoestima, los malos ratos, el autoculparse, en parte disminuiría.
Bechote a ti y a Carlitos.

Guitarrero dijo...

¿Y a ti qué te digo, eh?

BETT:
Alucino con tu familia y con cómo os podéis llevar así de bien. No es el caso de Gonzalo, ya sabes.
Él ha estado leyendo la entrada y los comentarios y os lo agradece a todos, dice que de algún modo se sintió arropado.
Malo que seas rencorosa, malo, malo. Intentaré estar lejos cuando te dé un ataque de rencor.
Muack!

Audrey dijo...

:) qva....yo soy tonta, soy de las q siempre vuelven,x muy mala hostia q tenga...y asi me hacen pupita:( no vuelvo si ya no hay ningun sentimiento bueno,xo mientras xa mi exista,x muy pekeño q sea, siempre acabo volvienddo..y sí...eso hace daño.
muuuuuuuuuuaaaaaaaa

Maria dijo...

La familia no se elige, te toca, está claro que siempre hay que intentar no dar nada por perdido hasta haberlo intentado una y otra vez, pero todo tiene un límite, incluso la paciencia del más pacífico, llega un punto en el que personalmente creo que hay que dejar de intentarlo, un punto en el que tu dignidad está en juego, en el que haces de tripas corazón porque las cosas vayan bien, y solamente sientes las palabras como continuos cuchillos que se clavan en tu alma, que pese a que lo intentes, a que quieras perdonar y olvida no puedes, eres incapaz, y te ves obligado a cerrar los ojos y elegir.

No soy nadie para dar consejos, tan solo mi modesta opinión y esta que he narrado es, cada persona es un mundo y cada familia un universo del que en ocasiones es mejor desmarcarse.

Un abrazo!