ado a uno de los niños. Su madre tardó unos cuantos días más en su etapa del "cole", así que la niña tiene a quién parecerse. Ya le hemos dicho que en ese niño va a tener un fan incondicional para todo el curso, y de hecho algo de eso está ocurriendo. El chaval parece que la sigue como un corderito. Sin embargo, ella sale disparada nada más oír su nombre:
- Ire, ¿qué tal con Dani? ¿Le pediste per... pero dónde vas?
A su madre, en sus tiempos, le ocurrió algo parecido. El niño en cuestión, con un par de lo que hay que tener, subió al estrado de la clase en un intermedio y dijo al aire:
- ¡Laura es mi novia!
Recuerdo bastante bien la cara de ese chico, antes y después del tremendo bofetón.
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La rata mafiosa, cuando habla como en los culebrones, está la mar de graciosa. El otro día su madre y yo hablábamos por teléfono. Ella llega corriendo y quiere saludarme, aunque respira rápido, sin aliento. Le pregunto qué tal está, qué tal en la guarde, y su respuesta...
- ¡Me duele el corazón!
¿Por qué lo llaman corazón cuando quieren decir flato? Su madre me contaba que lo dijo con la mano en el pecho y con una cara de compungida digna de ver.
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No entiendo la vena masoquista que a veces tenemos cuando niños. Quizá sea por llamar la atención por encima del otro hermano que nuestros males son mayores que los suyos. Algo de
esto ocurrió la vez que la ratita acompañó a su madre y al ratón colorao para vacunar al último.La ratita estuvo gran parte del día quejándose de que le dolía el brazo "desde aquíii (hombro) hasta aquíii (muñeca)". Como suele ocurrir, el dolor desapareció milagrosamente en cuanto vio lo que hacían al ratón colorao. Mi hermana, canalla ella cuando quiere, le dijo:
- ¿Quieres que te den la medicina para que no te duela el brazo?
- Ay, mamá... ¡si a mí no me duele nada, ves!
Es gracioso cómo, viéndolos, a veces nos recuerdan a nosotros mismos en situaciones que todavía hoy nos hacen sonrojar.
12 comentarios:
joe nuestra ratita mayor ahi q hacerle un club de fans es la mejor yo quero una sobri asi
yo ponia el termómetro en la bombilla para no ir al cole:) a los 15 aún lo hacia :S
Nos recuerdan a nosotros mismos y no solo nos hacen sonrojar,nos hacen sonreir.
A mi me dolía la barriga todos los días cuando iba a mi primer colegio,sé que ningún mal real me aquejaba,pero..sí,si que era real el dolor del casi-miedo que me producía ir al colegio,las realidades van cambiando según va cambiando nuestro tamaño,vamos aprendiendo a distinguir que pueden doler cosas sin que necesariamente se ubiquen en una parte física,de pequeños a lo que nos duele le ponemos un sitio en el cuerpo,todavía no sabemos que pueden doler más cosas,pero...
no le des ideas,que por lo leido,puede llegar mañana diciéndote que le duele el alma y... a ver qué haces !
Un abrazo
CHIKI:
Ire tiene sus momentos y sus momentazos. No me gustaría estar en el pellejo de Dani.
AUDREY:
¡Bienvenida! Yo me sentaba encima de los deberes (hechos) y decía al profe que se me habían olvidado. Todo por la vergüenza que me daba hablar en público.
TISBE:
Sí, nos hacen sonreír y nos ayudan a entender cosas pasadas y su repercusión en el presente.
Si un día llega diciendo que le duele el alma creo que la risa me duraría un buen rato. Sobre todo al ver con qué cara de compungida me lo diría.
Si que nos hace volver al tiempo de nuestra niñez.
Me cuidaré muy mucho de contar mis trastadas de pequeña. Además como no las recuerdo hablaría de oídas ... muy contrastadas. Y es que todos coinciden en lo mismo: " lista, listísima, tanto como revoltosa".
Y es que cambiar el azúcar por la sal, la canela por la pimienta y mover las agujas del despertador era una de mis grandes aficiones.
Bueno ... no me entusiasmo que me sonrojaré y borraré lo escrito.
Besossss ilusos
Guitarrero... por qué no hacemos nosotros un mundo de ratitas y "ratitos"???
¿Dónde quedó aquella vida maravillosa, en la que todo eran alegrías, collejas y "vergüenzas"?
El mundo mío hace mucho... el de mis hijos hace tiempo.... pero tú me lo recuerdas con tanta ilusión... que te envidio.
Disfruta de esas ratitas y esos "ratitos"... (bueno, vale... "ratoncitos")
TCHIVINGUIRO:
Quizá nos convendría no salir nunca del todo de ella ;)
ANA:
¡Chívame las trastadas, que no se lo diré a nadie! De momento, sabemos que te dio por una mezcla entre la hostelería y la química. Joía niña...
CELTAJ:
Supongo que lo que para ellos es "el mundo de ratitas y ratitos" para nosotros es "el mundo de los locos". Me parece que no nos alejamos demasiado, ¿no crees?
Historias de Ratas, que buena histora has plasmado, me has hecho por un momento recordar tiempos de antaño y lo cierto es como el título de la serie, aquellos maravillosos años, en los que solo éramos niños deseando crecer mientras hacíamos unas cuantas trastadas para echarnos unas risas.
Ahora es todo tan diferente.....
Te enlazaré en mi blog para pasarme por aqui mas a menudo
Un saludo ;)
Perdona mi ignorancia, pero no sé si las ratas de las que hablas son "tuyas" o "prestadas", jeje. De todas formas, muchas gracias por tu comentario.
LOLYLLA:
Sigo pensando. Cuando desarrolle la teoría, escribiré la segunda parte del comentario. Lo tengo pendiente.
Los niños de ahora tienen como más mala leche, aunque sus trastadas nos hacen ser más benevolentes con lo que en otro tiempo hicimos.
JULI:
Son mis sobrinos: la rata presumida, el super-ratón y el ratón colorao. Otra rata viene en camino... ¿Minnie?
Seguiré tus andanzas, este año vuelvo a opositar por si acaba siendo el mío.
Esas ratitas son todo un espectaculo para ver!
Si es que los peques se las traen en colores!
Un abrazo para el tio y para las ratitas (que ya son famosas!)
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