lunes, 6 de noviembre de 2006

4. Héroes - I

"Prefiero seguir hasta el final como un bravo que caer como un manso"
Desde la cama de la clínica Anderson de Madrid donde se niega una y otra vez a rendirse en la lucha que mantiene contra el cáncer, Paquito Fernández Ochoa, el único campeón olímpico que ha tenido el esquí español, espera el merecido homenaje que recibirá el sábado en su pueblo, Cercedilla. Su cuerpo muestra los estragos de la enfermedad, pero su mente, su espíritu y su determinación siguen siendo los del indómito iniciador de la saga Fernández Ochoa, que a sus 57 años se ha quedado para siempre en el corazón de los españoles como Paquito.

¿Recuerda muy a menudo el día en que ganó la medalla de oro?
Muchas veces. Qué día no hay que no me ría y qué día no pienso que lo que me ha pasado, lo que soy, es porque hice esto. Vivimos rodeados de ilusiones y por la ilusión he vivido.

¿Hay alguna de esas ilusiones que le quede por cumplir?
Muchas. Sobre todo ser un buen abuelo, porque no sé si para ser mejor padre llego ya. Puedo estar orgulloso de mis tres hijos, pero podía haber dado aún más, el mil por mil.

¿Se arrepiente de muchas cosas?
Quizá de no haber dado a mis padres todo lo que podía. La familia se queda en un segundo plano cuando te conviertes en un ídolo, en ejemplo de masas. Por eso creo que quizá con mi nieto puedo ser mejor abuelo que padre. Y también mejor esposo. Cuando cuentas los días dices: qué corto se me ha hecho esto.

¿Recuerda la última vez que esquió?
El 8 de agosto de 2005, en Chile. Lo echo de menos, pero hay cosas más importantes que el esquí.

¿Como cuales?
Poder hacerlo. Poder elegir si quieres hacer una cosa o no.

¿Cambiaría su oro olímpico por algo?
Cambiaría mi oro por quitar cualquier porquería de esta gentuza (señala con la cabeza al televisor, donde dan noticias políticas) que hay por el país. Pero eso no se puede hacer. Mi oro siempre se puede quitar y poner, pero una vez que lo has ganado no lo puedes menospreciar. Antes le daba menos importancia, pero ahora le doy más. Hice feliz a mucha gente y sólo por eso creo que lo hice bien.

¿Y le hizo feliz a usted?
Sí, me hizo muy feliz. Siempre.

¿Le gustaría ver a algún otro Fernández Ochoa continuando la saga en el esquí?
Es difícil, porque mis tres hijos ya no son esquiadores y tengo que agradecérselo porque así no me tengo que pelear con alguna gente. Pero no me importaría que alguno de mis sobrinos o de mis nietos lo hicieran.

¿Les daría algún consejo?
Sí, que disfruten como he disfrutado yo. Y cuando no disfruten, que se paren.
¿Siempre ha hecho lo que ha querido?
He hecho lo que he entendido que tenía que hacer. Otra cosa es que haya acertado. Me he salido con la mía. Porque me toque este retroceso en mi salud no me puedo sentir desafortunado. Podría ser peor.
Cuando le diagnosticaron el cáncer, ¿cómo lo encajó?
Ya la palabra es cruel y te da una sensación de tragedia. Es difícil de llevar, de curar y de mantener, pero piensas que no hay otra, que tienes que seguir peleándote y prefiero seguir hasta el final como un bravo que caer como un manso.

¿Le diría algo a los enfermos de cáncer?
Que hay que afrontar el cáncer con decisión y valentía. Si no, pierdes. Por mal que venga, hay que estar satisfecho de haber llegado hasta donde has llegado y por mal que estés, dar guerra. Y disfrutar al máximo. Se puede ser feliz con artrosis, con ceguera y también con cáncer. Vivir es un privilegio del que no tenemos derecho a renegar. Hay que prohibir la idea de dejarse llevar por la corriente. Al cáncer se le puede dar guerra. Y disfrutar de tu hijo, tu mujer, tu pareja, el amigo... Siempre hay un pretexto para disfrutar en un día, que es muy corto, y también es corto un año, y 100 años.
===
(Extracto de la entrevista publicada por José M. Castillo el 26/10/2006, "Paquito Fernández Ochoa: Se puede ser feliz con un cáncer")
Descansa en paz, campeón.

No hay comentarios: